
El potencial riesgo de los residuos de plaguicidas en productos destinados para el consumo humano, además de las exigentes normativas de control internacional que apuntan a la inocuidad alimentaria, son motivo permanente de análisis y preocupación para la agricultura nacional.
Por esta razón, Cedenna y el INIA La Platina firmaron un convenio de colaboración para el desarrollo de un proyecto de nanotecnología en la búsqueda de componentes capaces de detectar la presencia de químicos perjudiciales en frutas y hortalizas.
De acuerdo a las normas internacionales de alimentos (Codex Alimentarius de la FAO y la OMS) es indispensable la limitación de los niveles máximos de los residuos de pesticidas para garantizar la inocuidad de los alimentos que se consumen.
“La creciente demanda de alimentos ha obligado a los productores a mantener la calidad de sus ganados y cultivos de la forma más eficiente posible. Esto puede suponer la utilización de plaguicidas. El uso de estos productos en los cultivos comporta el riesgo de exponer a los consumidores a sustancias químicas nocivas a través de los residuos que quedan tras la cría del animal o la elaboración del cultivo”, precisa la FAO.
“Para Cedenna es relevante establecer líneas concretas de colaboración con aquellas entidades públicas que nos ayudan a llevar los avances de la ciencia a la vida diaria, al servicio del país”, recalcó la directora de Cedenna, Dra. Dora Altbir.
El trabajo se está desarrollando en la actualidad en el Laboratorio de Residuos de Plaguicidas y Medio Ambiente de INIA la Platina y en las dependencias de Cedenna, que cuenta con los equipos especializados para caracterizar las nanopartículas que se están utilizando, así como para la fabricación de un sensor que pueda detectar las señales correspondientes. Acorde a lo planificado se deberán entregar los primeros resultados metodológicos durante 2023.
En la segunda etapa se elaborará un prototipo que permita llevar al campo esta tecnología, para la realización de los análisis de plaguicidas en terreno.
La nanotecnología se abre paso en la agroindustria, con una amplia proyección de soluciones para el cultivo, análisis de alimentos y postcosecha a través de recubrimientos, envases que detectan patógenos o sustancias determinadas, recubrimientos inteligentes y múltiples aplicaciones en el área.
Actualmente nuestro país se rige por la Resolución Exenta 809-Norma Técnica 209 sobre Límites Máximos de Residuos (LMR) en Alimentos, fruto de años de trabajo liderados por el Ministerio de Salud y la industria de alimentos.
El Límite Máximo de Residuos es la concentración máxima de residuos de un plaguicida (expresada en mg/kg) permitida en productos alimenticios para consumo humano, en la superficie o su parte interna, según corresponda. Los LMR se basan en datos de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y tienen por objeto lograr que los alimentos derivados de productos básicos que se ajustan a los respectivos LMR sean toxicológicamente aceptables.
La nueva norma (vigente desde mayo del 2021) estableció sus LMR sobre la base de las últimas actualizaciones de las regulaciones de Codex Alimentarius, Unión Europea y la Food and Drug Administration, FDA.
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